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El diseño de instrumentos de evaluación.

Lexa
Lexa

Una de las cuestiones que implica la evaluación criterial es la elaboración de instrumentos de evaluación especialmente diseñados para calificar los criterios del currículo de nuestra área o materia. ¿Cómo se hace esto? ¿Es complicado? Vamos a verlo poco a poco.

EL PRIMER ERROR: NO SE PONDERAN LOS INSTRUMENTOS.

En la evaluación «tradicional» -si podemos llamarla así- se ponderaban los instrumentos, dándole un peso determinado según la importancia que se le diera en el aprendizaje del alumnado. Así, no era extraño encontrar programaciones didácticas en las que se decidía que los exámenes suponían el 70% de la calificación final, el trabajo diario el 20%, la actitud el 10%…

Pero esto ya ha cambiado. Este tipo de evaluación ya no es adecuada por muchas razones: se ponderan los instrumentos (que son los medios) y no el aprendizaje (que es el fin), se le suele dar un peso excesivo a los exámenes como instrumento de evaluación "preferente", no es una evaluación formativa, no se relaciona con las competencias, no respeta la normativa vigente, etc.

Según la LOMLOE -e incluso ya en leyes educativas anteriores- la evaluación debe ser criterial, tomando como referentes fundamentales los criterios de evaluación que establece el currículo. Por tanto, esto supone que no se debe dar una calificación a ningún instrumento, sino al criterio o criterios que se están midiendo. Por ejemplo, desde la perspectiva de la evaluación criterial no es adecuado decir que Juan ha sacado un 10 en el último examen, pues en este caso lo que se está valorando es el instrumento y no el aprendizaje. Lo adecuado sería decir que ha sacado un 10 en el criterio de evaluación 2.1., que está relacionado con la comprensión lectora, por ejemplo.

Esta idea tiene consecuencias directas en el diseño de los instrumentos de evaluación. Los docentes debemos tener muy presente que los instrumentos no son otra cosa que el medio que vamos a usar para obtener información sobre en qué grado se está desarrollando el aprendizaje de nuestro alumnado y qué dificultades está encontrando, o sea, son el medio y no el fin. Por tanto, la referencia fundamental son los criterios, no los instrumentos.

Por eso mismo sí es posible -incluso es recomendable- usar diversos instrumentos de evaluación para evaluar un mismo aprendizaje. Por ejemplo, si queremos ver cómo nuestras / os alumnas / os están aprendiendo a reconocer clases de palabras (un criterio concreto), podemos usar para obtener esta información fuentes de información diversas: tareas realizadas en clase, actividades de una plataforma digital… Aplicando a las evidencias generadas un instrumento o, incluso, varios diferentes. Y el análisis de los datos que nos proporcionan estos instrumentos nos dará una gran información sobre si nuestras / os alumnas / os están aprendiendo o se están encontrando dificultades, tanto a nivel individual como grupal.

Y esto con el fin de tomar las decisiones pedagógicas más adecuadas: seguir avanzando si la información es positiva, repasar o volver a practicar algo si la información ha sido negativa, planificar actividades de refuerzo para atender a los alumnos / as con mayores dificultades en un criterio en concreto, o actividades de ampliación para los que obtengan resultados satisfactorios…

CÓMO DISEÑAR INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN.

Dicho esto, la pregunta es: ¿cómo debemos diseñar los instrumentos de evaluación para realizar una evaluación criterial? La respuesta es sencilla: leyendo el criterio de evaluación que nos dispongamos a evaluar, pensando el instrumento o los instrumentos más adecuados para obtener información sobre cómo se está desarrollando el aprendizaje de nuestro alumnado y diseñándolo tomando como referencia fundamental el criterio de evaluación.

Vamos a poner ejemplos concretos en las siguientes páginas para ver a qué nos referimos.

Fuente: Blog "El loco de la mochila".

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